En primer lugar tenemos que distinguir entre las obras de conservación y las obras de mejoras, siendo las primeras aquellas obras necesarias para conservar la vivienda en condiciones de habitabilidad para servir al uso convenido. Sin embargo, las obras de mejoras son aquellas que aumentan el valor o utilidad de la vivienda, pero que no son requeridas para la adecuada conservación, habitabilidad, seguridad y accesibilidad de la misma. Podríamos citar como ejemplos de obras de mejoras, la sustitución de la instalación eléctrica, sustitución de ventanas, sustitución de ascensor por la Comunidad de Propietarios etc…
Para que el propietario pueda elevar la renta por mejoras realizadas en el inmueble será necesario que concurran los siguientes requisitos:
1.- Que hayan transcurrido los cinco primeros años del contrato si el arrendador es persona física o siete años si el arrendador es persona jurídica.
2.- La elevación de la renta no puede ser superior al 20% de la renta vigente.
3.- El arrendador deberá de notificar el aumento de la renta por escrito al arrendatario desde el mes siguiente a aquel en que se haya finalizado la obra detallando la cuantía y los cálculos y aportando las copias de los documentos que demuestren el coste de la obra.
En cuanto a la cuantía será la renta anual en la cuantía que resulte de aplicar al capital invertido en la mejora, el tipo de interés legal del dinero en el momento de la terminación de las obras incrementado en tres puntos, sin que pueda exceder el aumento del veinte por ciento de la renta vigente en aquel momento. Para el cálculo del capital invertido, deberán descontarse las subvenciones públicas obtenidas para la realización de la obra.
Para que sea exigible ese aumento de renta, el propietario deberá de notificar por escrito al arrendatario detallando los cálculos y aportando copias de los documentos que sean de interés. La renta con la subida se aplicará al mes siguiente a aquel en el que el arrendador haya realizado dicha notificación.
